Tuesday, November 28, 2006

Crónica de lo absurdo.

El caso es que sabemos, y a veces no sabemos que hacer con las palabras, ni con el silencio; con el fuego, ni con el agua; con el viento, ni con la muerte....

Esta es la crónica de lo absurdo...

La crónica que cuenta el caso de esas noches que a veces nos surgen de las manos, y que hacen nocturno todo lo que tocamos: lo que esta ahí entre lo sólido y lo inasible; entre las nubes y las luces de los autos; lo que se escurre de nuestras manos, voces, cantos, lamentos..que sin saber como, distinguimos, escuchamos y seguimos.

La crónica que cuenta el caso de la ciudad con el bullicio callejero del que vende panes, dulces, viajes, ollas, chicles, amores, nostalgias.

La crónica que cuenta el susurro de un hombre solitario que vaga por calles sin nombre, con pasos sin rumbo, con el rostro guardado en sus bolsillos. Un hombre como cualquiera, como tu, como yo, que en una noche deambula buscando, seguramente sin saberlo, hasta que encuentra su respuesta, su cobijo, su amparo. Un hombre que encuentra lo que parece una breve verdad, una pequeña certeza que quizá sólo le sea útil esa noche, porque el poder de lo mágico se gasta con el tiempo, en las viejas historias de amor que encuentran unos brazos nuevos, recién conocidos...o en la cerveza que canaliza su silencio; o en el amigo que sólo le basta un par de botellas frías para hablar de la magia que se acaba esa noche.

Esta es la crónica de lo absurdo...

De aquel caso que sabiendo, o sin saberlo; creyendo y sin creerlo...suponemos, esperamos, porque como amantes de la noche, de las palabras, de los que como nosotros aparecen y
desaparecen en medio de la oscuridad de una noche cualquiera, somos indudablemente tercos....
y demandamos que la vida, que la justicia, que la piel, que el nombre, que el beso...pero también
que la palabra, el verbo, trazo a trazo, letra a letra, en el fuego, en el hielo, en el humo, en la madera, en el agua, en la tierra, en la piel, en la lagrima, en la caricia, en el abrazo, en los labios abiertos, en los ojos cerrados...

Esta es la crónica de lo absurdo...del caso que traga, que provoca, pero que siembra,
que germina otra hora, otro día, y siempre tan sólida como inasible, otra noche.

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