Sunday, April 22, 2007

Palabras.




-“Cada palabra es como una ruptura”, dijo ella, mientras movía un lápiz entre sus dedos.
-“Una ruptura del silencio”, le contestó una voz grave desde otra silla.

Tras este primer intercambio de frases, todos volvieron a sus tazas de café. Ella se dejó invadir la nariz por un poco de humo caliente mientras contemplaba las gotas de lluvia caer fuera de esa oficina. Las calles, empapadas por la lluvia, estaban prácticamente en silencio y las luces de los faros de los automóviles, formaban un juego de variaciones deslumbrantes. La ciudad estaba gris y la tarde moría lentamente, más oscura de lo habitual.
Tenía todavía muchas cosas por hacer. Soltó el lápiz sobre la mesa, levantó los brazos para estirarse, y tras contemplar el reloj que colgaba en la pared, metió el lápiz en su bolsillo, reagrupó sus papeles, y con delicadeza, los encerró en su bolso. Encendió el celular, esperó unos segundos, y tras comprobar que no tenía mensajes, lo guardó también. Miró hacia la ventana, y se despidió.

Las palabras del libro se movían como si estuvieran bailando. Cada palabra es un poco de luz, y también un poco de nostalgia. La luz es su sonido, y la nostalgia su silencio. En el primer caso, la palabra es la esperanza intencionada de despertar en un sueño convertido en realidad. En el segundo caso, la palabra es ausencia y sombras. Ausencia de sentimientos e ideas que nuestras gargantas no pueden modular. Se levantó para cambiar de sitio y poder contemplar la gente que viajaba con ella en aquel vagón. Pronto llegaría a casa.

Para el hombre de la voz grave cada palabra era una sentencia, una muerte en pequeño. Se dice y se extingue, se pronuncia y cae en el olvido. Había desdoblado el periódico sobre sus piernas, y trataba de leer las noticias de economía.

Con esos pensamientos, ella cogió el ascensor, y tras pulsar el número 3, se quedó mirando su cara en el espejo. Tal vez cada palabra es una coincidencia que forma parte de un conjunto de cosas necesarias para poder vivir, pero que luego se desaparecen en sí mismas. Se desnudó lentamente en su casa mientras dejaba correr el agua caliente en su bañera.

Más que coincidencia, cada palabra es una causalidad - exclamó el hombre de la voz grave, mientras bajaba de la oficina por el andén correspondiente. Es la respuesta a un evento, pensamiento o sentimiento que produce a la vez otro evento, pensamiento o sentimiento.

Es un atrevimiento - dijeron los tres al unísono. Él caminando pensativo entre la gente, ella con la toalla enrollada en su cuerpo, y el silencio que en su soledad, aún no se arriesgaba a pronunciar palabra.

8 comments:

Anonymous said...

Vaya! un excelente relato. Las palabras también constituyen libertad, porque en ocasiones se pueden manejar a nuestro antojo.

Saludos!!

El viajero said...

Gracias por pasar por el sitio y dejar tu huella.

Excelente el relato y el blog, me quedé leyendo toda la tarde y no es hasta ahora que puedo comentar.

Palabras...como dice Minerva, a veces constituyen libertad... pero a la vez nos hacen prisioneros de lo expresado...

Un abrazo! Nos estamos leyendo!

Anonymous said...

Palabras: respuesta-libertad-prisión... No sé con cuál de las 3 quedarme. Personalmente, siempre he preferido el silencio, la dulzura del mutismo.

Pero coincido con los dos. Excelente relato!!!

Gracias por visitar mi blog XD

Jenchan said...

Hola!
Excelente relato,yo me quedo con el fragmento de :
"Para el hombre de la voz grave cada palabra era una sentencia, una muerte en pequeño. Se dice y se extingue, se pronuncia y cae en el olvido."

Un saludo!
Jen

Pd:Agregada a favoritos para leerte de nuevo ^^

Paulafat said...

Es una ruptura. Cada palabra es un error, pero no sabemos si mejor o peor al silencio que es la muerte.

Sigue escribiendo.
¡Suerte!

Sara said...

me gusta el final, que son atrevimiento. Yo ahora estoy leyendo a Cortazar, disculpa... soy una inculta en todo lo concerniente a literatura. Y bueno, en el libro habla mucho acerca de las palabras, perras negras, y hay un sinfín de cosas que podría decir acerca de ellas, tan conocidas, escondidas y remotas. No apetecibles y ligeramente odiadas y amadas. Claroscuros.

Pd: Gracias por la visita n.n

Eduardo Eneque said...

Recien entro a tu blog, es agradable encontrar excelentes lecturas, nos leemos

Saludos,

Loredana Braghetto said...

me encantó leerte.