Monday, October 31, 2005

Lo que el viento se llevó...y lo que Wilma dejó.

Los días pasados han sido bastante agitados para todos los que residimos en el estado de la Florida. Siendo atacados por uno de los mas fuertes huracanes en los últimos años, estamos ahora obligados a soportar las nefastas consecuencias.
Después de los fuertísimos e insólitos vientos que nos amenazaron durante el paso de Wilma, solo se ve ahora una silenciosa desesperación. Debo aclarar que a pesar de todo, fue maravilloso observar la furia del viento como un remolino, que mágicamente arrasaba con todo en su camino. Es como si la naturaleza toda se rebelara…se cansara, y para salir de la rutina, decidiera hacer algo diferente.
Cuando todo pasó, salí a ver la ciudad…todos los árboles en el piso, los pocos que quedaban hechos chamizos, calles destruidas, carros, casas…..reconozco que aunque no fue nada grave comparado con lo sucedido en otros estados y países, no podía mas que sentir un gran desconcierto cargado de angustia. Curiosamente, a pesar de ser una ciudad tan arbolada, casi ningún árbol cayo sobre las viviendas….menos mal!

Son increíbles todas las ocurrencias que puede traer un acontecimiento como este. No dejo de asombrarme ante el taciturno ambiente que veo a mí alrededor. Hemos aprendido mucho a lo largo de los años en cuanto a manipular recursos que nos brinda la naturaleza, y hemos creado cosas maravillosas por el anhelo de progreso y seguridad. Pero estas situaciones me recuerdan que hay cosas de las cuales no tenemos control en absoluto, a pesar de la planeada y ordenada configuración que arma cada individuo en su vida.
Todo es pasajero, paradójicamente lo único que perdura es el cambio. Esto lo saben muy bien ciertas culturas orientales. Se pasan meses creando estructuradas obras artísticas, para luego, en solo minutos, destruirlas…con el solo propósito de lograr un nivel de conciencia superior, libre de apegos, abierta a la verdadera realidad. Todo pasa, la vida es un ir y venir…aun nos queda mucho por aprender. Como dijo Don Quijote: -“cosas veredes, cosas veredes Sancho Panza”.

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